lunes, 2 de agosto de 2010

Buenos días

Lunes. De madrugada.

Los pájaros insomnes anuncian la derrota de la noche, quien cede su manto de tinieblas (¡hay, cada vez más confortable!) a la mano iridiscente de la claridad.

La ciudad despierta, con su ruido de motores y cubiertos hambrientos.

El frío se incrementa, en un último esfuerzo antes de entregarse al sol (amante fácil).

Buenos días. Feliz semana. Mucha suerte con los asuntos pendientes. No olvidés cambiar de rutina en el gimnasio. Hoy sí salgo de ese compás en la nueva canción. ¿Querés café o chocolate? ¿O El Día que me Quieras en el piano?

Demonios, el segundero comenzó apurado su semana. ¿Ya va media hora retozando en la cama?

¿Por qué no nos quedamos aquí, toda la vida?

...

El frío no se va. Y la gente habla de calentamiento global... ¿qué tal si les comparto mi antídoto?

Buenos días, maldito mundo. Feliz semana, maldito tiempo.

Hoy me quedaré un ratito más. A veces la almohada, o mi infaltable panda de peluche, ceden a mi insistencia, y logro sacarles un gesto ido hace mucho, un acento que aún me arranca un suspiro complacido.

¿Los ángeles en el cielo se dan los buenos días?

Fíjate: los condenados en el infierno sí lo hacen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario