martes, 1 de junio de 2010

Ejercicio contra el olvido... de nuevo

Llueve.

Cada vez que algo definitivo sucede, el cielo se deshace en curiosidad, me dirige sus dedos morbosos y me atosiga con sus golpeteos.

El viento frío me roza como una caricia desesperanzada, y en el viento se hace visible un latido inquieto: el corazón que se niega a olvidar.

Hoy ha llovido.

Hoy, de nuevo, todo ha sucumbido bajo el peso de la Desolación.

Y vuelvo a escribir. Esta vez en un formato nuevo. Tal vez huyo de la tentación de entregarle a alguien mi texto. Tal vez juego con esa posibilidad.

Escribo abiertamente, para un público que no llegará. Porque es un asunto de soledad.

Sólo importa condenar al olvido y mantener la nostalgia.